lunes, 10 de enero de 2011

Rubens

El Museo del Prado invita al público durante más de dos meses y medio a disfrutar de las excelentes obras del maestro flamenco. Se trata de la mayor y una de las mejores colecciones de Rubens en el mundo, un artista con abundante obra dispersa en distintas instituciones.

Pedro Pablo Rubens (1577–1640) fue de los pintores más admirados de su época en Europa. Sus méritos son increíbles: muy pocos artistas han conseguido transmitir una versión exaltada de la vida de forma tan persuasiva o nos ayudan tanto a acercarnos a un ideal de perfección humano. Los valores que encontramos en la pintura de Rubens tienen mucho en común con los valores de los poetas antiguos: su arte es un recuerdo constante de lo que la vida tiene de heroico y de dramático, y nos ayuda a ensanchar el mapa de nuestros sentimientos, y a profundizar en ellos. La colección de Rubens del Prado refleja la gran versatilidad temática del pintor flamenco, con pinturas de temas mitológicos, religiosos, de historia, retratos y paisajes.

Para facilitar la inmersión en el universo rubeniano y la percepción de la capacidad creadora del pintor, el museo donde se encuentra la exposición ha ideado un montaje en el que las noventa obras se exponen siguiendo un único criterio, el cronológico, y se muestran como secuencias concatenadas de un plano panorámico continuo.

El montaje de la exposición, dividido en dos grandes salas, permite apreciar con claridad la evolución del estilo de Rubens y su forma de abordar las grandes obras.
En la primera sala, el público descubre al artista temprano, que transmite el poderío de las formas y su fuerza expresiva. En esta sala, destaca también la gran serie del Apostolado.
Los cuadros se organizan alrededor de un gran núcleo central donde explican la vida del pintor, además de las características de su obra.
La iluminación de esta sala es toda artificial no tiene entradas de luz.



Otra de las grandes series que el público podrá admirar es la serie de la Torre de la Parada, que ocupa parte de la segunda sala de la exposición. Se muestra la serie completa encargada por Felipe IV para el pabellón de caza de los montes del Pardo. En esta sala están presentes las obras de la última etapa de su carrera, en la que consiguió narrar en los cuadros y transmitir su contenido poético.
Esta sala se organiza de manera similar a la primera, pero con la diferencia de que no hay un núcleo exento en el centro, si no que en la zona central hay tres columnas y un par de bancos para sentarse.
Esta sala sí que tiene iluminación natural; en el centro de las columnas hay una abertura para facilitar la entrada de luz del exterior.
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1 comentario:

  1. Además de sacar la información de la página web del Museo del Prado, si la visitaste, ¿cuál fue tu impresión de la misma?

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